Ailen viajó desde su Tandil natal a Buenos Aires para jugar en Boca Juniors. Trabajó de ‘lo que sea’ para poder mantenerse y vivir su sueño.

Los juegos de la infancia suelen ser muy estereotipados, muñecas para las niñas, pelota para los niños. En general, las mujeres se acercan al fútbol por hermanos o primos o vecinos. Ailen (28), no fue la excepción. Sus vivencias con este deporte se limitaban a “la canchita” del barrio. “Una nena no podía jugar en un club, el futbol femenino no existía en Tandil (su ciudad natal) y nadie podía imaginar a una niña como yo cabeceando fuera de ´la canchita´”, cuenta Ailen, jugadora de Boca Juniors y profesora de educación física.

qaghsxCuando tenía trece años algo había sucedido en su ciudad. Parecía ser el sueño cumplido de Ailen: habían armado una escuelita de futbol femenino. “Mi mamá me llevó para entrenar y armamos el primer equipo de mujeres. Todo parecía muy lindo hasta que llegó el primer torneo. Nos tocó jugar contra varones. Le ganamos pero me chocó muchísimo, no me gustó que me gritaran cosas y la jugada era diferente. Dije nunca más”, recuerda Ailen.

Dejó de jugar casi en toda su adolescencia, además, por el prejuicio que le digan que es poco femenina. “Hoy lo veo de otra forma y se los transmito a mis alumnas. No te tiene que importar nada de lo que te digan si haces lo que te gusta. Hoy sigue habiendo machismo en el fútbol pero las nenas se defienden mejor”, considera Ailen.

A los 17 volvió al mismo equipo con otra cabeza. Jugó dos años y participó de los torneos bonaerenses; “me sentía muy bien”, rememora la tandilense. Dos años después su entrenador se cansó del poco apoyo de la municipalidad y la escuelita se disolvió. “Siempre estás solo con fútbol femenino”, agrega Ailen.

En 2013 el equipo de Boca Juniors fue por primera vez a hacer la pre-temporada a Tandil. Ailen pasaba con unas amigas por una plaza donde las jugadoras del xeneize estaban entrenando. “Nos acercamos a hablar con la DT y nos propusieron hacer una prueba en el momento. Le gustó como jugábamos y nos preguntó si queríamos hacer otra prueba en Buenos Aires”, relata la futbolista que además de estar en Boca entrena en Sportivo Barrazas.

Fue un 14 de marzo, el mismo día que asumió el Papa. Había 150 chicas para hacer la prueba y Ailen estaba con sus dos amigas. Tenía 24 años y había chicas de 18, quiso salir corriendo, pero quedaron entre las 15. Su futuro era el fútbol.

Buscaron trabajo de lo que sea porque no las podían mantener. Las contrataron de mozas, pero duraron un día. Trabajaron en un call center, aunque Ailen no aguantó. Luego, como secretaria en un estudio jurídico. Hasta que el mismo club- Boca Juniros- la contrató para un programa social como entrenadora, además, de ser jugadora del equipo. “Hay que sacrificarse por lo que a uno le apasiona. Estoy en el lugar que quiero, haciendo lo que me gusta”, concluyó Ailen.

Colaboró con esta nota: @GuillerminaRC

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