Paula Demartini (25) es la única mujer en el curso de Directores Técnicos en el Instituto Superior de Actividades Deportivas (ISAD). Fundó la primera escuela y liga de fútbol femenino en Merlo, zona Oeste del Gran Buenos Aires

paulaSu vida es fútbol. El fútbol es su vida. Aunque le gustaría vivir de esta pasión. Paula es profe de Educación Física, estudió en la Universidad de la Matanza, juega con amigas y entrena a un grupo de mujeres de entre nueve y cuarenta años, en fútbol 5.

Ka-cique se llama la escuela y es la primera de fútbol femenino en Merlo. “Me costó un montón, pregunté en diez clubes, nadie me escuchaba. Ya pasé por cuatro clubes en tres años, no es fácil”, cuenta Paula, quien no pierde la sonrisa y la actitud positiva ante cualquier obstáculo. “Los cambios son por algo» agrega la DT.

Paula es la única mujer en el ISAD donde se está capacitando para ser DT. “El ambiente del fútbol es de hombres. Siempre al principio te miran raro hasta que ven que sabés del tema. No les interesa el fútbol femenino e intentan tratarte de igual a igual pero no siempre les sale”, expresa Paula.

Durante su infancia siempre jugó al fútbol con chicos, en la adolescencia ya no. “Por esas cuestiones que te gastan con que sos machona y por ser mujer no tenés fuerza”, dice Paula. Por este motivo, ella siente que cumplió su misión con este deporte, les da espacio a las mujeres, el que ella no tuvo.

Continúa relatando que ahora que ya no le importa lo que digan ya no juega más con hombres. No lo disfruta. Para ella, excepto que sean desprejuiciados, a ellos les cuesta ver a una mujer jugar. “Cuando no te sacan la pelota por habilidad lo hacen por fuerza. Se criaron en una sociedad donde la mujer no juega al fútbol. Ahora las cosas están empezando a cambiar”, dice Paula.

Me abstraigo de todo cuando dirijo”, confiesa la DT de Merlo. Como enseñanza, considera que la adrenalina en el fútbol está bien pero no la descarga de los problemas de la vida. “Cuando estoy enojada con algo, no juego. Podes lesionar a alguien”, explica Paula.

Colaboró con esta nota: Guillermina Riva Carretti

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