Estuvimos charlando con la entrenadora del equipo de la Universidad del Salvador (USAL), Ivana Robertazzi (32), donde el fútbol convoca más mujeres que hombres y es el deporte con más estudiantes.

ivanaSentada en las tribunas de la pista de atletismo del Club de Amigos en Palermo, Ivana, que estudió el profesorado de educación física en la Universidad de la Matanza, cuenta que tiene muchos trabajos pero este es su preferido. Allí veinticinco estudiantes y graduadas de la USAL hacen la entrada en calor para el entrenamiento con mucha técnica y concentración. Las chicas llegan con su bolso, saludan y sin que Ivana les diga empiezan a correr, siempre juntas. En medio de la entrevista, Ivana se para y pregunta: “¿Qué pasó que no corren más?”, ellas contestan que son las 21 y se tiene que ir a la cancha.

Después de una jornada de estudio y trabajo, las jugadoras están contentan cuando llegan al club. Los chicos de otro equipo las miran, ellas conversan entre ellas y focalizan sólo en el fútbol. Entrenan los martes y jueves a la noche y todos los sábados juegan muy temprano en Victoria, en el campus de la Universidad de San Andrés. Los viernes a la noche se juntan a concentrar, cenan y se divierten.

Ivana hace cinco años que entrena a los dos equipos de fútbol femenino de USAL, uno está en la A y es puntero: se caracteriza por la excelente técnica y hace tres años que son campeonas del torneo CODUCA. Las de la B están cuartas, son “más aguerridas y funcionan más como equipo”, contó Ivana. Ambos han viajado por torneos a Córdoba, Santa Fe, Salta y Mar del Plata.

“El desafío como entrenadora es que dejen de lado el protagonismo como jugadoras y pasen la pelota, es muy difícil porque tenemos chicas muy buenas que sé que pueden hacer el gol, pero tienen que pasarla”, dijo Ivana. Ella tiene mucho carácter y se ha transformado en una líder del fútbol femenino en la universidad, sostiene a los equipos y las estudiantes siguen jugando, incluso ya graduadas.

Las jugadoras del interior muchas veces llegan al equipo tímidas, con pocos amigos en Buenos Aires y con todos los prejuicios de la gran ciudad. “El fútbol las desinhibe y las ayuda a pararse en la sociedad de otra manera”, comentó Ivana.

Los dos equipos juegan al fútbol 8 y ahora empezaron a competir en un torneo de 11 de la ADAU, que es la liga de deportes amateur universitarios del país. El entrenamiento es desafiante y las jugadoras están tan comprometidas como Ivana. La política de promover este deporte en la USAL, forma parte de la evolución del fútbol femenino en el país.

“Queremos volver a salir campeonas, pero me interesa transmitir lo humano más allá de los resultados. Esto es pura pasión y las mujeres no siempre tuvimos esta posibilidad”, concluyó Ivana.

Colaboró con esta nota: @GuillerminaRC

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