Las chicas de Talleres y Belgrano jugaron el clásico femenino por primera vez.

«Vamos, eh. Que esto es un clásico… ¡Y hay que poner!”. La número 9, Ivana Pereyra, se sube las medias celestes, se acomoda la vincha y les gruñe esa frase a sus compañeras que terminan el calentamiento previo a un partido histórico en el playón descubierto frente a La Boutique de barrio Jardín. Por primera vez, Talleres y Belgrano se medirán oficialmente en fútbol femenino. Será por la 3ª fecha del torneo que organiza la Liga Cordobesa. Y es hoy. Ahora. En un ratito.
«Vamo’, vamo’ las pibas; vamo’, vamo’ las pibas”, cantan las jugadoras de Talleres unos metros más allá. En el túnel que tantas veces vio aparecer a Willington o Valencia. Ya van a salir a la cancha, con esa camiseta blanca con rayas azules finitas, que suele usar Riaño, Sáez o el Cuni Francés. Ahora se la calzan ellas. En las tribunas, están los novios de muchas. Los padres también. Amigos y amigas. Y también “la Fiel” versión femenina. Un grupito de pibas que tienen puesta la casaca de la T como pupera y que gritan dejando la garganta en cada canción de cancha.

El juez es Ramiro Berea. Que apenas tiene 20 años. Y será su segundo partido dirigiendo mujeres. Aunque dice que “es sencillo”. “Hay que hacer algo de docencia. Pero estas chicas juegan muy bien. Ya vas a ver”, asegura. A ver…

Ponele el pecho, nena. La bola surca el aire. Las chicas alzan la vista y tratan de ver dónde va a caer. La bocha la busca a ella. Es la número 4 de Talleres: Laura Ceballos. Literalmente, le pone el pecho a la redonda. Y el silencio en la tribuna es de velorio. Pero Laura la baja y la revienta para arriba. “¡¡¡Salimos!!!”, grita.

Minutos después, la 11 de Belgrano, Joana Gorgobelo, recibe un patadón contra el lateral de la 3 de la T, Agustina Jeréz en la canilla. Y es amarilla. “Clavala a la veterana esa”, grita una señora desde la tribuna. Y todos ríen. Hasta el Negro Ávalos, ex jugador de ambos clubes, que mira el partido en la tribuna.

Con esa naturalidad juegan. Poniéndole el pecho al qué dirán y a las barreras del sexo. Se la juegan.

La Pepa, la 10. Romina Celeste Gómez es la piba que atiende la panadería familiar en barrio Ciudad de los Cuartetos. También es la que chica de 21 años que estudia en el nocturno “para poder ser alguien”. Ayer, Romina Gómez fue simplemente la Pepa. Y claro que fue alguien: la figura de la tarde en La Boutique. Romi es la piba que se pone la 10 de Belgrano y se transforma. La que tiene como referentes a Messi y Maradona. La que aprendió a gambetear en los potreros del barrio con los pibes de su cuadra. Y que ayer metió seis goles ante Talleres (uno picándosela a la arquera y, otro, de taco). En un 12 a 0 que marca las realidades de ambos equipos. Uno que lleva tiempo en esto; y otro, muy nuevito.

La Pepa Gómez es el símbolo de este Belgrano hiper entrenado. Que labura tres veces por semana en el predio de Villa Esquiú. Y también los sábados, si no hay partidos. El equipo es conducido por Horacio Solá desde hace casi seis años. Y cuenta con un apoyo total del club. Junto a Solá, trabaja el PF Marcos Toscano. “El fútbol no es un deporte solo de hombres. Lo puede jugar cualquiera. A las chicas le hacemos una buena preparación física, para la alta competencia”, asegura Toscano. La B cuenta con 35 chicas. Y es el gran cuco de la competencia. Más aún después de debutar goleando 19-0 a Bella Vista, que pidió terminar el juego antes. No hacía falta más.

El gran orgullo del Celeste son las tres jugadoras convocadas a la Selección Argentina. Ellas son Betina Soriano (delantera), Cintia Rojo (volante por derecha) y Daniela “la Máquina” Rotela, una potente central que fue citada al Sub 20 nacional.

“Acá había muchas chicas que querían jugar al fútbol y no tenían dónde. Esto es una oportunidad excelente para todas”, dice Valeria Herrera, ex jugadora y ahora ayudante de campo de Solá. Una “multifunción”, como ella misma se define, siendo nexo también entre el DT y las chicas.

La otra piba que descolló ayer fue Daniela Ricca, una rubia de vinchita blanca y zurda infernal. Que patea de dondea sea, con la 7 en la espalda. Así clavó ayer tres tantos. Daniela estudia Educación Física en el Quality. Tiene 25 años. Y hace apenas unos meses llegó a la B desde Medea. “Esto es una hermosa oportunidad para todas nosotras. Para demostrar que podemos”, dice Daniela. Que sonríe para la foto. Como cuando festeja sus goles.

Las manos en la masa. “Yo estoy contenta. Sabés como me duelen las manos. Me patearon un montón, pero atajé algunas, ¿no?”, dice Natasha Mondino. Ella fue la arquera de la T ayer. La que sufrió una tonelada de goles, hasta que fue suplantada. Pero se la veía feliz. Contenta. Igual que sus compañeras, que cantaron y saltaron en el vestuario tras la derrota. “Estamos aprendiendo y empezando”, cuenta Mondino, que tiene apenas 19 años, estudia veterinaria en Río Cuarto y es de Alcira Gigena. “Me vieron en la filial de Elena, vine a una prueba y quedé”, asegura la arquerita.

La T, conducida por Cristian Dimonte, cuenta con casi 80 chicas entrenando en el predio. Que ahora serán divididas en diferentes categorías. Es un proyecto que comenzó hace apenas un mes, con diferentes pruebas. Pero que ya camina. Más allá de la derrota 0-5 ante Universitario en el debut y la de ayer en el clásico. Sobre ánimo. Y ganas.

El final. “Despacito, despacito, despacito, le rompimos, el culito”, gritaban los casi 100 hinchas de la B en el lugar que le dio Talleres en La Boutique. Belgrano ganó el clásico 12-0, y sus jugadores se acercaron a la tribuna a festejar con ellos.

“Esto es emocionante, pero también el fruto del trabajo”, decía la Pepa Gómez. Ellas pueden decir hoy “hijas nuestras”. Ganaron el primer Belgrano-Talleres de la historia.

Fuentewww.portalceleste.com.ar

 

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